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Una casa holística en medio de la naturaleza en Antioquia

Fotografía: Iván Ortiz Texto: Camilo Garavito
11 septiembre, 2025
Esta casa se levanta, ligera y silenciosa, en lo alto de una ladera en Barbosa (Antioquia). Su estructura parece flotar entre los árboles, como si siempre hubiera estado allí.

Foto:

Rodeada por una vegetación espesa y generosa, Casa Bosque 84 nace del deseo de tres amigos —todos colombianos, que viven en el exterior— de construir un lugar de regreso, un refugio íntimo para sus familias, pero también un espacio abierto a otras personas, concebido como una vivienda holística de descanso, pausa y reconexión.

 

El proyecto arquitectónico lo desarrolló Gustavo Ríos, mientras que Laura Casas y su estudio asumieron el reto no solo de diseñar los interiores de esta vivienda rural, sino también de crear una experiencia sanadora y transformadora.

 

“Nos pidieron una casa holística en medio de la naturaleza, un lugar donde las personas se pudieran recargar”, recuerda Casas. A partir de ese deseo, el diseño interior se orientó a estimular los sentidos y a reducir los niveles de estrés desde la forma más elemental: aromas, texturas, colores, iluminación natural, materiales y proporciones.

 

El gesto arquitectónico parte de una volumetría simple:

un módulo central que reúne los ambientes sociales y, desde allí, un sistema de alas laterales que contiene las habitaciones. La imagen, según el estudio, evoca la forma de una mariposa.

Esa metáfora, surgida espontáneamente durante las jornadas de obra, se volvió parte del imaginario del sitio: “Cada vez que íbamos, se nos pegaban mariposas al cuerpo. Era como si el espacio nos estuviera hablando”.

El diseño interior responde a esa misma noción de lo orgánico, lo espontáneo y lo integrado al entorno. Aquí nada es excesivamente pulido, y eso es intencional: los acabados dejan ver la mano del artesano, las paredes no ocultan sus trazos, las texturas se vuelven protagonistas. “No queríamos perfección, queríamos alma”. El resultado recuerda, por momentos, a ciertos espacios de Tulum (México): cálidos, naturales y despreocupadamente sofisticados.

Laura Casas Studio diseñó y fabricó todos los muebles, y procuró que cada elemento respondiera a esa sensibilidad. Materiales como lino, algodón, fibras tejidas, maderas claras y tonos terrosos definen la atmósfera.


Las lámparas, en su mayoría de fibras naturales, aportan calidez, pero también hay plafones geométricos de madera que rompen con lo esperado. Los sofás, mesas, camas y objetos decorativos son livianos, móviles, pensados para permitir al habitante configurar el espacio según su necesidad, con un solo objetivo: estar siempre orientado hacia la naturaleza. 


Para el proyecto arquitectónico se definió el uso del steel deck como estructura principal en las placas. Si bien es poco común en viviendas rurales colombianas, el material permitió reducir los tiempos de obra y minimizar el impacto y el peso sobre el terreno, aun cuando requiere apoyos más específicos y ligeros.  


Expuesto a la vista de quien habita la casa, el material se trató cuidadosamente desde el color y la textura: todo el metal visible se pintó en tonos café, buscando que la estructura se camuflara con el entorno y se alejara visualmente de una estética industrial. “No queríamos que se sintiera como un container”. Para lograrlo, crearon plafones decorativos que juegan con formas y alturas, e incorporaron patrones inspirados en el bosque. 

Un gran árbol atraviesa el módulo central de la casa y perfora el espacio sin interrupciones. Se preservó desde el principio del diseño, y en lugar de evitarlo, lo integraron como un gesto simbólico: la naturaleza no se desplaza, se acoge. Como este, otros árboles también se respetaron, reforzando la sensación de que la vivienda no se construyó sobre el lugar, sino desde él.

La zona social se despliega en dos niveles. En el primero, junto a la cocina, están el comedor principal y una sala de estar, de carácter más íntimo, usada en el día a día.

En el superior, una terraza con mobiliario en telas impermeables y mesas que simulan troncos cortados funciona como un ambiente exterior de descanso y encuentro. En esta área, que tendrá en el futuro un espacio de jacuzzi, se combinan materiales como piedra, madera y fibras, en un lenguaje coherente con el resto de la casa.

Las habitaciones, que mantienen la misma línea, dan esa sensación de calma natural: tonos neutros, textiles orgánicos y formas curvas. El cabecero en semicírculo hace alusión al amanecer y al anochecer, y refuerza la relación con los ciclos naturales. Todas las estancias se abren hacia el paisaje, sin límites duros entre adentro y afuera. Las sillas, mesas y elementos auxiliares se pueden mover libremente, por lo que cada persona puede construir su propia experiencia de conexión con el entorno.

Uno de los lugares más atractivos del proyecto es la piscina, ubicada en un punto alto del terreno. Desde allí, el agua refleja el cielo y el paisaje circundante con tal precisión que parece un espejo suspendido. “Cuando uno está ahí, se ven todos los verdes del bosque mezclarse con el turquesa del agua; es un lugar mágico”.

Casa Bosque 84 no es una casa de fin de semana ni una vivienda, sino un refugio construido con intención, una arquitectura que busca cuidar el cuerpo y la mente, respetando el paisaje y proponiendo una forma distinta de habitar. Cada textura, cada decisión de diseño interior, cada aroma están ahí para invitar al silencio y a la pausa. Tal vez por eso, cuando uno la recorre, las mariposas aparecen sin avisar.

Cinco puntos para destacar

  • Esta casa es un refugio diseñado para reconectarse con lo esencial por medio de la calma y la naturaleza. 

 

  • El diseño interior celebra lo imperfecto y artesanal como fuente de bienestar.

 

  • La arquitectura se adapta al paisaje mediante la integración de árboles y topografía, sin imponerse.

 

  • El mobiliario es liviano y móvil, lo que permite habitar el espacio con libertad y flexibilidad.

 

  • El proyecto genera una atmósfera sensorial que invita al silencio, la contemplación y el descanso profundo.

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