Envío GRATIS por compras superiores a $250.000 pesos

“Libre, melancólica y graciosa”: así define Simón Mesa a Un Poeta, su película ganadora en el Festival de Cannes

Pablo Montero Cabrera
10 septiembre, 2025
Qué pasa con los artistas que nunca llegan a brillar? La película Un Poeta se atreve a responder. Aquí el director Simón Mesa nos cuenta de sus expectativas frente al estreno de la cinta en Colombia.

Foto:

Una Palma de Oro en 2014 por su cortometraje Leidi y, ahora, el Premio del Jurado “Una Cierta Mirada” por su segunda película, Un Poeta. Simón Mesa Soto se ha abierto paso, lenta pero firmemente, como uno de los grandes referentes del cine independiente colombiano. 

 

Nacido en Medellín en 1986, Mesa estudió Comunicación Audiovisual en la Universidad de Antioquia y más tarde completó una maestría en Dirección Cinematográfica en la Escuela de Cine de Londres, donde realizó tres cortometrajes, entre ellos el ya mencionado Leidi. Además del reconocimiento en el Festival de Cannes, este proyecto obtuvo también el Hugo de Oro en el Festival Internacional de Cine de Chicago. 

 

En 2017 fundó su propia productora, Ocúltimo, con la que dio vida a su ópera prima, Amparo: la historia de una madre que hará todo lo posible por salvar a su hijo de un servicio militar que podría significar la muerte. La película recibió el Hugo de Plata en Chicago, el Premio del Jurado en Lima y hasta siete galardones en los Premios Macondo, incluyendo mejor película, guion y dirección. 

 

Con Un Poeta, Mesa pone la mirada sobre sí mismo y su pasión por el arte. La cinta sigue a Oscar, un artista desempleado y frustrado que, obligado a dar clases para sobrevivir, encuentra en esa decisión inesperada un resquicio de luz: Yurlady. Tal vez, si logra sobreponerse a la derrota y nutrir el talento de la joven poeta, la vida pueda ser un poco más llevadera. 

 

Lea también: la historia de Ubeimar Ríos, el protagonista de Un Poeta 

 

Con motivo del estreno de Un Poeta en Colombia hoy jueves 28 de agosto, Diners conversó con Simón Mesa Soto sobre lo que la película ha significado para él, los cambios que ha atravesado en su recorrido por festivales y cómo la comedia puede convertirse en una herramienta para hablar de temas serios. 

¿Qué ha representado para usted Un Poeta tras su paso por festivales y ahora su llegada a las salas colombianas?

Me siento emocionado de haber logrado terminar una segunda película, de haberla sobrevivido a pesar de los ires y venires que hay en el mundo del cine. Una película que buscaba que fuera única, rara y muy mía, y siento que logré hacer una historia muy libre.

 

No buscaba la perfección. Es más, la imperfección incluso hace parte de la idea de la película. Por ejemplo, nosotros la filmamos en enero y febrero de este año, la editamos en abril. Todo fue muy rápido, pero muy despreocupado; desde el rodaje tenía una magia muy bonita. Nos reíamos, a pesar de que había momentos complicados; también supimos disfrutarla y hubo mucha cohesión en el equipo, y eso ayuda a que después el montaje fluyera con rapidez. 

 

Además, desde mostrarla en Cannes y sentir que la gente la abrazaba, ha tenido unas respuestas muy positivas, lo que nos ha emocionado. Mucho más siendo una película que surge de la frustración de la creación artística. Entonces, ahora estoy muy expectante por hacer otra película. Estoy en el proceso de entender cuál es esa nueva historia, y tengo ganas de volver a casa y poder sentarme tranquilo a escribir. 

Tras haber pasado ya por tantas miradas, ¿cómo siente que ha cambiado la película?

Es curioso. En la película había muchas ideas que yo quería contar y siento que logré poner todas de una forma orgánica a través de los conflictos de los personajes. Sin dudar, mi preocupación era que se lograran transmitir y tenía mucha expectativa por saber cómo la gente los entendería. En ese sentido, me sorprendió que esas ideas que eran abstractas o muy difusas, la gente las captó. 

 

También he escuchado interpretaciones muy interesantes gracias a que tiene muchos símbolos, representaciones sobre el arte, y que pueden llegar a conectar con muchas personas por tener dilemas universales, a pesar de que es muy local a Colombia. Por ejemplo, universal como las historias de familias: la mamá, el hermano, la hija. En el país, como que todas las familias tienen su oveja negra, el tío artista. Los dilemas de los padres ausentes: Óscar, que es uno de ellos, que nunca se ha hecho responsable y que lo está intentando. 

 

Entonces es emocionante ver cómo, cuando salimos de las funciones y hablamos con la gente, esta se apropia de la película, la siente suya. 

¿Cómo cambió después de ganar en el Festival de Cannes?

Cuando nosotros terminamos la película, sabíamos que tenía un tinte popular: era una historia entretenida, cómica, incluso un poquito comercial. Entonces no sabíamos cómo iban a verla en Cannes, porque además se ríe justamente de estos espacios: los festivales y todo lo que implican. 

 

No deje de leer: Las cuatro películas que influenciaron a Simón Mesa Soto 

 

Sorprendió lo mucho que la acogieron, que la seleccionaran, y creo que más bien ellos se adaptaron a la película, la aceptaron como esa criatura extraña. No siento que haya cambiado; lo que sí pasó es que Cannes se volvió su plataforma de inicio. Yo justamente pienso mucho que los festivales nunca deben ser el fin; deben permitir que la historia tenga una audiencia más amplia, que llegue a otros lugares y que genere atención hacia tu trabajo y tu esfuerzo. 

 

Por ejemplo, en Francia va a salir a finales del año; lo mismo en España, en Toronto y en otras salas de cine en Norteamérica. Eso es algo que incluso yo apenas estoy empezando a entender, dado que es la primera película que hago que tiene una repercusión tan grande por fuera de Colombia. 

Con el beneficio del tiempo transcurrido y la perspectiva ganada, ¿qué habría cambiado de la película?

Como dije, yo tenía un mantra a la hora de hacer la película y era abrazar la imperfección, abrazar el error. Es un proceso muy largo, en el cual mucha gente influye, y uno tiene que aceptar el input de cada persona que hace parte. Entonces, yo al ver el resultado final digo: no sé si quedó tan bien, pero esa es la película, con sus aciertos y desaciertos. 

 

¿Y algo que nunca cambiaría? 

 

La música fue algo que ocurrió muy rápido. A través de nuestros coproductores en Suecia conocimos a Matti Bye y al Trío Ramberget, hablamos un poco y ellos empezaron de una con los primeros cortes, a crear la música. Hicieron un montón, y al ponerla con las imágenes fluyó de una manera que a mí me sorprendió. 

 

Incluso ahora estamos pensando en hacer un compilado de la banda sonora y me parece increíble que tiene un tono de bohemia neoyorquina, como de jazz, pero también juega con la comedia. Entonces, yo nunca quitaría esa música original. 

En cuanto a la sátira de la película, ¿hay algo de Simón en esa burla hacia el arte?

Para mí la película siempre ha sido un metarrelato, y yo tengo que aceptar reírme de mí mismo, y lo mismo deben aceptar las personas que se sienten aludidas. Siempre he iniciado el término crítico; no me interesa hacer una crítica, pero sí reírnos de este proceso que es crear arte. Me gusta que sea a través de la sátira y el absurdo, porque con la comedia uno puede jugar y tratar temas más serios. 

 

Siga leyendo: Leidi, paisaje con niña y dos plátanos 

 

Y veo mucho de mí en la historia. Por ejemplo, la relación que tiene Óscar con Yurlady es como un espejo de la relación que yo mismo he tenido con las actrices de mis cortos y largometrajes. En Colombia uno busca actores naturales (no de profesión) para este tipo de proyectos y los volvemos como nuestra propia obra, y eso es un dilema ético muy serio. 

¿Cómo logró equilibrar la comedia con los momentos más dramáticos?

Yo quería que fuera una comedia para disfrutar de todo el proceso de hacerla, quería sentirme vivo y quería despreocuparme del proceso de creación. Recuerdo algo que pasaba muy frecuentemente con mi socio y camarógrafo: había escenas tan cómicas que él las dañaba riéndose y haciendo temblar la cámara. 

 

En ese sentido, los momentos más emotivos estaban pensados justamente para equilibrar las risas. Fue todo un reto y un riesgo. Voy a poner la relación de este personaje con su hija y eso va a generar una emotividad que me permitirá dosificar la comedia, pero era algo que fui descubriendo a medida que escribía, y lo único que me quedaba era dar el salto y esperar que funcionara. 

Finalmente, ¿qué se siente que Un Poeta por fin se estrenará en Colombia?

El público más difícil siempre es el propio, porque la gente conoce de cerca a los personajes, está mucho más en contacto con este tipo de personas y tiene su propio punto de vista acerca de ellos, y usualmente las críticas vienen más de ahí. Entonces, estoy muy a la expectativa. Ha habido algunas proyecciones donde la gente la ha abrazado, pero uno también sabe que no a todo el mundo le va a gustar y uno tiene que hacer las paces con eso. 

 

Lo que sí puedo decir es que más que llevarse algo, simplemente quiero que la gente entre a la sala y se deje llevar; que no se dé cuenta de que la película es una creación artística, pero que conecte con los personajes y sus conflictos; que se rían, que las escenas más dramáticas los conmuevan. 

 

Vea también: “Vivir del arte es una utopía,” dice Simón Mesa sobre el cine colombiano 

También te pueden interesar

Esta casa se levanta, ligera y silenciosa, en lo alto de una ladera en Barbosa (Antioquia). Su estructura parece flotar entre los…
Esta es una colección que nació del mar, que resignifican la madera, y celebran la imperfección. Piezas que invitan a habitar espacios…